sábado, 7 de febrero de 2009

Que dia!!!



Hoy no se por donde empezar debo decir muchas cosas... Por ejemplo les debo la frase de ayer jajajaja lo siento tanto pero una causa de fuerza mayor me lo impidió (Nada malo no os preocupeis). En fin empezaré literlamente por el final... El final de la visita al cuarto día de la III Versión del Carnaval de las Artes.







La Historia de un Hombre






Después de salir absolutamente extasiada de la maravillosa presentación del poeta William Ospina (del cual estaré hablando mas adelante), me ví atacada por esa fuerza implacable que me acecha cada vez que disfruto de un evento de este tipo. Lo que corría por las venas era sangre, si probablemente, solo sangre, pero bombeada con rabia como si quisiera salir como si en ese momento quisiera empujarme a hacer cosas, la sentía fluir con la fuerza de un río y llegar hasta los dedos de mis pies como cataratas. Decidí dejarme llevar, caminé por todo el lugar, nuevamente las tiendecitas vendiendo visutería y de más. Me pasee por el magnífico sitio en el que estaba, apreciando cada detalle, los gritos del vendedor, la música, la brisa que golpeaba mi rostro con brusquedad. De repente me sentí atraída como un suave polvillo de hierro delante de un magneto gigante, lo hermoso era que el centro de esa atracción eran los jardines del teatro que estaban totalmente decorados para el público infantil, sabía que no me lo iba a perdonar nunca si no entraba y ante la voluntad doblegada por una necesidad del alma, mi cuerpo, como una masa que se maneja sola se acercó a aquel maravilloso sitio.



El corazón recupero el ritmo normal, sentía como abrazaba los latidos para que fueran un poco mas lentos, aprecié el lugar, era tan colorido, tan perfecto. Una vez allí y después de tomar muchas fotos para congelar este tipo de momentos que refrescan el espíritu, me acerqué a un hombre que capturó mi atención, un hombre de piel fuertemente quemada por el sol de un precioso tono negro como el azabache, con un sombrero mas bien raro hecho de lana blanca que contrastaba con su tez pero combinaba a la perfección con su sonrisa que mantenía iluminado el lugar.


Aquel hombre alto y delgado con pequeñas pinceladas blancas en su barba era "El prestador de Arte" (nombre que por supuesto le he puesto yo), un personaje tan irreal, tan mágico, que sólo se encuentra en una parte del mundo: Colombia. Este sujeto de apariencia humilde tenía justo delante algo increiblemente mas sorprendente que él. Una "carreta", la típica carreta del "coco frío", o de los mangos y en algunos casos del reciclador. Pero esta, era totalmente distinta, tenía los colores tan vivos que casi se escuchaban gritar de alegría, sobretodo ese verde perfecto que la vestía de folclor, era especial....Estaba completamente llena de libros.


Con la curiosidad saltando por mis poros, me acerque al hombre, que estaba siendo entrevistado por una mujer, me dediqué a callar y a escuchar lo que decía ese llamativo personaje, su voz tenía un tono fuerte, imponente y llegaba a ser áspero, pero sus palabras y sus gestos, en especial su mirada hacían que su relato sonara casi tan perfecto como el discurso de un orador.



Era curioso como el hombre contaba su historia sin dejar de atender a sus "clientes":

-"La historia de dedicarme a la lectura tiene su comienzo. Cuando yo vendía agua un día llego un hombre y me dijo que le vendiera una botella de agua, pero yo ni sabía quien era él, entonces ese día yo me estaba leyendo "El Hombre Duplicado" de José Saramago, porque mi sueño era ser analista de la NBA, porque me gusta, es mi deporte favorito. Era un domingo, y yo cojo el libro y levanto la tapa con el libro y él se queda mirando y dice "ah te gusta la lectura", y yo le dije "si, claro me gusta la lectura como no, y el me dijo que me podía regalar unos libros y yo le dije "ah bueno jefe, usted sabe que en la lectura esta el saber". La cosa quedó así. Un día yo venía saliendo de la calle de la amargura y me lo encontré y ese día me llevo a la "Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano", eso fué un 27 de mayo, ese día supe yo que el era el director principal de esa fundación de Gabriel García Márquez."

Podría escribir todo el relato de aquel buen hombre, pero sería tedioso para algunos de ustedes (pero pienso transcribirlo y ponerlo mas adelante).

Martín Roberto Murillo Gómez, ese es su nombre, habló sobre como le cambió la vida ese 27 de Mayo, a partir de allí asistió a muchos festivales de literatura en Cartagena, su ciudad natal, y gracias a una serie de eventos afortunados (y me permiten alterarle el título al libro), creó lo que hoy en Colombia es reconocido como "La Carreta Literaria" -la biblioteca pública-privada mas pequeña de Colombia, la única apoyada por la oficina de un premio Nobel en Iberoamerica y el mundo y la biblioteca mas visitada internacionalmente, hecha por un hombre del común como yo- según sus propias palabras.

A él quizá le cambió la vida un 27 de Mayo a mí, me cambió hoy, conocí tal vez a la persona mas interesante con la que he hablado, se veía tan lleno de experiencia, tan sabio, tan conocedor, fue una experiencia realmente maravillosa, gratificante, enriquecedora, siento que hoy le he hecho un aporte realmente valioso a mi vida, desde la experiencia de un hombre que le dedicó sus mejores ratos a la lectura y hoy vive de ella y para ella. Un hombre que parece ser un imán para jóvenes y niños, era realmente desconcertante la forma en la que los niños lo seguían, lo buscaban y procuraban llamar su atención para que les prestara un libro, y él con el gozo que parecía exhalar se los entregaba y en dos ocasiones ví como los regalaba.

La historia de un hombre, de un cartagenero que me ha hecho pensar que las razones de los seres humanos para habitar la tierra son muchas pero que todas deberían tener su base, su manual, su estrategia, en el maravilloso arte de leer.






Mi favorita de ayer que no la publiqué:



-Mi mujer es alcohólica, la mejor persona que he conocido. Tiene 600 clases de sonrisas..., todas te iluminan la vida. Pueden hacerte reír a carcajadas. Así, sin más. Pueden hacerte incluso llorar. Así, sin más. Y eso son sólo sus sonrisas.
(Cuando un hombre ama a una mujer)












Y mi favorita de Hoy:



"Es la historia de un hombre que aprendió a luchar, no contra sino con la naturaleza, a pesar de que el viento le jugara en contra"



Martín Murillo

1 comentarios:

Laura Lafaurie dijo...

Nada malo, no os preocupeis!! jojojojo muy buena esa... pero si es cierto, todo un ejemplo ese hombre!! son el tipo de amigOs que me gustaría tener, un hombre mas culto que cualquiera de nosotros, que ha tenido mucho menos pero al final en realidad tiene muchisimo mas!

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